El ser humano es el animal más imperfecto e irracional que la naturaleza haya podido crear. Consume una inmensa cantidad de productos «alimentarios», que en muchos casos están más cerca de lo que consideramos un veneno que un alimento. Se atiborra de seudo productos generados por una codiciosa y oscura industria alimentaria, se los da a sus hijos y encima defiende aquello de que «para dos días que vamos a vivir hay que saber disfrutar». Yo me pregunto, ¿acaso envenenarse día a día es disfrutar? ¿Acaso envenenar a tus hijos es disfrutar? ¿Acaso ir sembrando la semilla de la inmensa mayoría de las enfermedades que vas a padecer es disfrutar? Yo creo que no. El ser humano pasa la mitad de su vida intoxicando su organismo y la otra mitad procurando recuperar la salud perdida, sufriendo y atiborrándose de sustancias químicas (medicamentos), que no hacen otra cosa que cargar, aún más, un ya deteriorado y cansado organismo. Por un lado se ingieren sustancias altamente oxidativas y tóxicas y, por otro, venga dietas para adelgazar y venga «medicamentos milagro» para paliar la sintomatología que nosotros mismos creamos. El ser humano puede adaptarse a comer prácticamente de todo, ya sea mineral, vegetal o animal. Otra cosa muy diferente es que esto le convenga sin afectar negativamente a su salud. El gran enemigo del ser humano, en materia de nutrición, es la ignorancia. Se utiliza cotidianamente la técnica del avestruz: no veo el problema, el problema no existe. Pero por desgracia está ahí, delante de nuestras narices, acechando, y convirtiéndonos en esclavos de nuestros propios errores. Según Europa Press, «España es el tercer país de la Unión Europea que más notificaciones sobre un posible riesgo alimentario (para la salud humana o animal) ha realizado en 2009. Esta cifra de alertas lo sitúa, además, en la novena posición a nivel mundial». Se come mal por hábito, por cultura, porque todo el mundo lo hace…y por un sin fin de irracionalidades que, finalmente, ponen en grave riesgo la salud del consumidor. Los alimentos que consumimos en una época determinan las enfermedades de otras. La absurda frase «lo que no mata engorda», es tan falsa como peligrosa, porque sí matan, no hoy…pero espera y verás. Voy a citar una breve lista de los alimentos más comunes y peligrosos que se consumen a diario: Los lácteos. En un artículo publicado en mujerhoy.com, «Según varias encuestas llevadas a cabo en un congreso celebrado por la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria a más de 800 profesionales, el 80% de los médicos de Atención Primaria consideran que sus pacientes no consumen suficientes lácteos». «El 95% está de acuerdo con la afirmación de que los lácteos son indispensables en la dieta». Queda patente el desconocimiento de estos profesionales con respectos a los lácteos, que aconsejan un producto relacionado con problemas circulatorios, alergias, inmunodepresión, diabetes juvenil, enfermedades otorrinolaringológicas, asma, acumulación de mucosidades (especialmente en los órganos genitales femeninos y en el aparato auditivo) y en bebés cólico del lactante, dermatitis, problemas respiratorios, o diarreas. Los azúcares. El azúcar es una sustancia acidificante y oxidada, carente de elementos vitales y, por tanto, no necesaria para nuestra salud. Su ingesta está relacionada con desmineralización, infecciones, patologías cardiovasculares, hiperinsulinismo, diabetes, obesidad, indigestión, miopía, dermatitis seborreica, gota, falta de concentración, depresión, ansiedad, trastornos psicológicos, hiperactividad, falta de concentración, etc. Los productos derivados del cerdo. La carne de cerdo ha de considerarse como una homotoxina pesada (veneno humano) que conduce en el cuerpo a manifestaciones varias de defensa. Su ingesta está relacionada con apendicitis, sinusitis, colecistitis, cólicos biliares, problemas intestinales, gastroenteritis con cuadros clínicos similares al tifo y al paratifo, eczemas agudos, forúnculos, abscesos de glándulas sudoríparas, colesterol, urticaria, herpes, dermatitis, tromboflebitis, flemones, adiposidades, reumatismo, artritis, artrosis, osteocondrosis, hipertensión arterial, gripe o glioma cerebral (un tipo de cáncer del sistema nervioso central). El riesgo más elevado corresponde a quienes consumen con frecuencia jamón cocido, embutidos, y bacon frito. La acción cancerígena de estos alimentos se atribuye a su contenido en nitrosaminas. Consumo de carne. La carne posee ciertos valores desde el punto de vista nutritivo, pero a diferencia de los alimentos de origen vegetal, carece de poder curativo, excepto en ciertos casos de anemia. Además, presenta numerosos inconvenientes. Podemos sobrevivir con ella, es cierto, pero a cambio de muchas enfermedades, que podemos prevenir o curar con solo dejar o reducir su consumo. La ingesta de carne está relacionada con patologías cardiacas, (a mayor consumo, mayor riesgo de infarto y patologías coronarias), trastornos intestinales (especialmente la enfermedad diverticular y el estreñimiento), gota (por el aumento del ácido úrico en la sangre), osteoporosis, enfermedades reumáticas, diabetes, colesterol y cáncer (especialmente de boca, faringe, colon, riñón y mama). El consumo de carne crea adicción. Esto es debido a la presencia de una sustancia llamada hipoxantina, cuya concentración aumenta a medida que madura la carne. Tiene una estructura química similar a la de la cafeína del café y a la teobromina del cacao, con las que comparte muchos efectos. El marisco. Uno de los productos alimentarios más preciado por los consumidores. Sin embargo, posiblemente el producto más contaminado por bacterias, virus y toxinas. Todos los nutrientes que aporta pueden obtenerse a partir de otros alimentos más saludables. Los numerosos riesgos que supone el consumo de marisco, no compensan sus escasos aspectos positivos. El marisco es un producto especialmente peligroso, que no debería formar parte de una dieta saludable. Su consumo está relacionado con patologías digestivas, colesterol, acido úrico, alergias, infecciones (implicado en la mayoría de las intoxicaciones alimentarias), parasitosis y cáncer. Productos refinados. Como el pan blanco, la bollería, la repostería. Contienen una gran cantidad de sustancias como aditivos, colorantes, conservantes y potenciadores de sabor que no son beneficiosas para nuestro organismo y no aportan los nutrientes necesarios. Su consumo aporta una excesiva ingesta de calorías donde las vitaminas y minerales brillan por su ausencia. Presentan carencia de fibra, por lo que se pueden padecer problemas intestinales y un desequilibrio en la flora intestinal. Su consumo está relacionado con obesidad, inmunodepresión, acidificación, diabetes, trastornos intestinales, etc. El café. Su consumo se relaciona con riesgo de aborto o nacimiento del feto con malformaciones, desórdenes menstruales, colesterol, patologías cardio vasculares, cáncer, descalcificación, patologías reumáticas, úlceras y reflujo gastro-esofágico, estrés, etc. Cuáles son los alimentos y productos vitales para nuestra salud, que escasean peligrosa y preocupantemente en nuestra dieta diaria: 1. Frutas frescas 2. Verduras y hortalizas 3. Frutos secos 4. Legumbres 5. Cereales integrales 6. Aceite de oliva virgen extra 7. Agua mineral Si quieres disfrutar de una larga vida llena de salud: Consume alimentos crudos. Que no se hayan cocinado, congelado, hervido, asado, ni al baño maría ni en microondas. Se encuentran en estado original, conservando sus enzimas alimentarias, que no son otra cosa más que la fuerza vital de los alimentos. Hablamos de frutas, verduras, brotes de cereales o brotes de semillas. Muchas personas nunca comen nada crudo. Consume proteínas de calidad. De origen vegetal, fáciles de fragmentar por el organismo. Incluso la OMS recomienda una proporción de sólo el 25% de proteína de origen animal y un 75% de proteína de origen vegetal en nuestra dieta. Las principales fuentes son la soja y sus derivados (tofu, tempeh, hesitan, miso, brotes de soja, bebidas y postres de soja), legumbres, frutos secos, algas marinas, levadura de cerveza. Si se combinan judías y gramíneas, se forman también proteínas completas Consume hidratos de carbono de «los buenos». Provenientes de las frutas, el pan integral, los cereales integrales, el arroz integral y la verdura. Alimentos que contengan ácidos grasos esenciales provenientes de los frutos secos, semillas, aguacates, aceite de oliva virgen extra, etc. Recuerda que eres lo que comes, y si comes basura tus células, tus tejidos, no disponen de una materia prima óptima y de calidad como para regenerarse y funcionar adecuadamente. Procura dejar los alimentos más indeseables y peligrosos para momentos puntuales. Si los abandonas, aún mejor: tu cuerpo te lo agradecerá. De la gran variedad de alimentos nocivos para la salud del ser humano hay que destacar tres, los cuales generan, por sí solos, la gran mayoría de las patologías que padecen los seres humanos a diario. Estos alimentos son el cerdo y sus derivados, los lácteos y los azúcares. «El padre de la enfermedad pudo haber sido cualquiera, pero no cabe duda de que la madre fue la mala dieta». (Proverbio chino) |